Rusos encontraron la fórmula para vivir 130 años
En esto de la fórmula de la eterna juventud ha habido siempre mucho ruido y pocas nueces y por eso, cada vez que hay un nuevo anuncio, se toma con precaución. Sin embargo, hay quien sospecha que, esta vez, es distinto.
El médico ruso Valdimir Skoulatchev ha anunciado que tiene a punto un medicamento antiedad que realmente es capaz de retrasar el envejecimiento, y que podría garantizar la vida, en condiciones más o menos saludables, mucho más allá de los cien años. En apenas un lustro podría estar en el mercado.
Según ha asegurado el científico, su innovación "neutraliza el envejecimiento de los tejidos en todos los estadios", aunque no ha aportado más datos.
Su investigación, elogiado en un informe científico del periódico francés Le Figaro, cuenta con varios avales. El primero de ellos, el currículum del médico (Skoulatchev es decano de la Facultad de Ingeniería Biológica de la Universidad de Moscú). El segundo, el entorno científico en el que trabaja (la Academia de Ciencias de Moscú).
El tercer avalista es el propio presidente del país, Dimitri Medvedev, que ha apoyado públicamente su trabajo. El cuarto (para muchos muy sintomático), la empresa estatal rusa de nanotecnología Rosnano, que ha invertido 440 millones de euros en el desarrollo del proyecto. Y el quinto, el millonario Oleg Deripaska, que se ha erigido como su mecenas con la esperanza de que la patente le haga rico.
El sueño de alargar la tasa de mortalidad se ha hecho cada vez más cercano con los últimos descubrimientos genéticos. “La maquinaria humana está preparada para vivir una media de 120 años, por lo que hay la posibilidad de alcanzar esa meta y superarla”, explica a Le Figaro el médico y biofísico francés Roland Moreau, autor del libro “La inmortalidad para mañana”.
La batalla se empezará a ganar en unos pocos años derrotando a algunos enemigos de la longevidad (el tabaco), dominando a otros (cáncer) y domesticando a otros tantos (mejoras en la alimentación). Ya se han dado pasos importantes en la lucha contra las enfermedades degenerativas o en la creación de nuevos medicamentos. Objetivo: vivir 120 años. O 130. Quién sabe dónde estará el límite. /larazon.es
El médico ruso Valdimir Skoulatchev ha anunciado que tiene a punto un medicamento antiedad que realmente es capaz de retrasar el envejecimiento, y que podría garantizar la vida, en condiciones más o menos saludables, mucho más allá de los cien años. En apenas un lustro podría estar en el mercado.
Según ha asegurado el científico, su innovación "neutraliza el envejecimiento de los tejidos en todos los estadios", aunque no ha aportado más datos.
Su investigación, elogiado en un informe científico del periódico francés Le Figaro, cuenta con varios avales. El primero de ellos, el currículum del médico (Skoulatchev es decano de la Facultad de Ingeniería Biológica de la Universidad de Moscú). El segundo, el entorno científico en el que trabaja (la Academia de Ciencias de Moscú).
El tercer avalista es el propio presidente del país, Dimitri Medvedev, que ha apoyado públicamente su trabajo. El cuarto (para muchos muy sintomático), la empresa estatal rusa de nanotecnología Rosnano, que ha invertido 440 millones de euros en el desarrollo del proyecto. Y el quinto, el millonario Oleg Deripaska, que se ha erigido como su mecenas con la esperanza de que la patente le haga rico.
El sueño de alargar la tasa de mortalidad se ha hecho cada vez más cercano con los últimos descubrimientos genéticos. “La maquinaria humana está preparada para vivir una media de 120 años, por lo que hay la posibilidad de alcanzar esa meta y superarla”, explica a Le Figaro el médico y biofísico francés Roland Moreau, autor del libro “La inmortalidad para mañana”.
La batalla se empezará a ganar en unos pocos años derrotando a algunos enemigos de la longevidad (el tabaco), dominando a otros (cáncer) y domesticando a otros tantos (mejoras en la alimentación). Ya se han dado pasos importantes en la lucha contra las enfermedades degenerativas o en la creación de nuevos medicamentos. Objetivo: vivir 120 años. O 130. Quién sabe dónde estará el límite. /larazon.es
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