¿Por qué un hombre se convierte en un psicópata?



¿Qué empuja a un hombre a cometer un acto violento? ¿Por qué no siente piedad, ni miedo, ni empatía?... La ciencia lleva años en busca de los mecanismos que convierten a un hombre en una bestia.

Y parece que acaba de dar uno más. Científicos alemanes acaban de descubrir que los violentos presentan más volumen de materia gris en ciertas áreas cerebrales, mientras que los varones con historial de abuso de sustancias tienen menos materia gris en otras zonas del cerebro.

Boris Schiffer, de la Universidad de Duisburg-Essen y autor de la nueva investigación reconoce a ELMUNDO.es, que con este "estudio aspirábamos a desentrañar las alteraciones estructurales cerebrales asociadas a la violencia y hemos constatado que existen anomalías estructurales en el sistema de recompensa mesolímbico que están asociados con un inicio temprano y patrón estable de comportamiento antisocial y rasgos psicopáticos".

En su ensayo, que ha visto la luz en el último ’Archives of General Psychiatry’, este experto reconoce que el comportamiento criminal "causa mucho sufrimiento humano, además de elevados costes sociales, lo que representa el 6,5% y el 11,8% del Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania y EEUU, respectivamente. En consecuencia, fomentar la comprensión de la mayor parte del pequeño grupo de hombres que cometen actos violentos es una prioridad. Éstos muestran un comportamiento antisocial y agresivo que surge en la infancia y persiste hasta la edad adulta. Antes de los 15 años, cumplen los criterios de trastorno de conducta, y como los adultos, cumplen también los de trastorno de personalidad antisocial", destaca en su ensayo.

Defiende, también, que las investigaciones constatan que "los comportamientos violentos son fruto de interacciones complejas de índole biológico, psicológico y social. Los estudios de imagen cerebral han proporcionado datos preliminares, aunque aún queda mucho por investigar. De hecho, la interpretación de los estudios de la morfología del cerebro de los delincuentes violentos es más limitada por el hecho de que la mayoría de estos hombres presenta, además, un trastorno por consumo de sustancias", agrega.

Por este motivo los científicos llevaron a cabo la comparación de cuatro grupos de varones de entre 23 y 54 años. El primero de ellos estaba formado por 12 hombres que mostraban comportamiento violento además de abuso de sustancias; un segundo (12) se organizó con agresivos pero que no consumían drogas; un tercero (13), con adictos a drogas pero no violentos y un último grupo (14) se compuso por hombres no violentos y no enganchados a sustancias.

"Los participantes fueron reclutados de instituciones penitenciarias y de hospitales psiquiátricos. También participaron pacientes psiquiátricos ambulatorios y trabajadores de agencias de empleo", detallan los investigadores, que explican que a todos se les sometió a pruebas de imagen cerebral (resonancia magnética) y test de impulsividad, psicopatología, agresividad y abusos de sustancias.

Diferencias

Los investigadores identificaron diferencias en los cerebros de los hombres en las distintas categorías. Los participantes con un historial de violencia tenía un mayor volumen de materia gris en ciertas áreas del cerebro en comparación con los no violentos, independientemente de los antecedentes de abuso de drogas. Por el contrario, tener antecedentes de consumo sin comportamiento agresivo se relacionó con un menor volumen de materia gris en otras zonas cerebrales.

"En los violentos, el incremento de materia gris se produce en las zonas mesolímbicas del cerebro: en el núcleo caudado derecho, amígdala bilateral y núcleo accumbens izquierdo (zonas ligadas a los sentimientos de deseo y recompensa, así como comportamiento antisocial psicopatología) mientras que existe una disminución de materia en la insula izquierda", detalla el estudio.

Un dato interesante es que los "mayores volúmenes de materia gris en los participantes con tendencias violentas se asociaron con las puntuaciones más altas en los test de psicopatía y agresividad a lo largo de toda la vida, mientras que los volúmenes más pequeños en los que poseían antecedentes de abuso de drogas parecían estar relacionado con la inhibición de respuesta".
Concluye el experto alemán que "las diferencias cerebrales entre los que toman drogas se deben a un uso prolongado e indebido de las mismas. Sin embargo, los hombres que muestran un comportamiento antisocial y agresivo que surge en la infancia y sigue en la edad adulta se exponen antes que otros niños al consumo de sustancias y esto no explica las otras alteraciones halladas. Por lo tanto creemos que hay una tendencia preexistente, probablemente cuando por un trauma pre, peri o postnatal, así como factores genéticos y ambientales que predisponen a estos niños a la violencia".



Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/06/08/neurociencia/1307519290.html









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