El intercambio de energías que busca el sexo tántrico
El placer sexual más allá del plano carnal
Archivo)Por Francisca Vargas / El Mercurio
¿Qué se significa tener sexo? ¿Hacer el amor? Placer, gozo, éxtasis o aburrimiento, sometimiento, rutina. Las experiencias son diversas y dependerá del nivel de inspiración creativa que tenga cada persona para expresar su sexualidad aunque también influirá el estado de salud mental, física y emocional.
Sin embargo, al hablar de sexo también existe una concepción más elevada que postula el desarrollo de vínculos armoniosos, “limpios” y enriquecedores entre hombres y mujeres para ir más allá de lo genital e incorporar la totalidad del ser humano.
“Los libros sagrados del tantra que provienen de la India nos enseñan a despertar el amor dentro de uno y purificar desde lo energético. Necesitamos pensamientos armónicos, incluso que mi organismo esté limpio, por eso hago limpiezas naturales de colon, hígado y fluidos, porque si mi cuerpo físicamente está limpio, mi energía va a hacer mucho mas fácil que contacte no solo conmigo mismo, sino con la de otra persona”, postula la psicóloga Marysol, maestra de Tantra, Defensa Energética y Arte Femenino, formada en Asia Central. (www.altay-chile.cl)
A través del yoga tántrico se van conociendo ciertos movimientos, toques, caricias, miradas y hasta posturas, en los niveles más avanzados, donde lo esencial será aprender a intercambiar energías con el sexo opuesto de una manera armónica.
“Que el hombre reconozca qué es lo femenino y que vea la diosa que hay en la mujer y que en el hombre, la mujer aprenda a despertar y ver al dios que habita en él”, señala.
La idea es que los hombres ejerciten el desarrollo de su fuerza y protección de la energía femenina, pero sin opresión porque al hacerlo de esa forma, según explica la experta, disminuye su masculinidad y no se vuelve “apetecible” para la mujer.
“Después de eso ella quiere cuidarlo como una enfermera o mamá y no como un compañero. En las pareja sucede que la mujer asume ese rol protector y ella deja de preocuparse por su energía femenina y también deja de sorprenderlo a él. Eso es grave porque la mujer es fuente de inspiración”, recalca.
No es instantáneo
Para experimentar lo que es “explosionar como las estrellas”, como describe a la experiencia tántrica la psicóloga, antropóloga y consultora en tantra, Silvia Quevedo (www.terapiaholistica.cl) hay que realizar un trabajo previo, que implica sanar las rabias, rencores, dolores y heridas que tiene cada persona.
“Cuando todo está abierto y limpio la energía sube y se expande; pierdes la dimensión del tiempo y espacio, te sientes vibrando con el universo. Es decir, el tantra trasciende el tema sexual porque es un camino para llegar a otros espacios de plenitud. A veces incluso ni siquiera se llega al contacto sexual o penetración, pero para eso se necesita entrenamiento y un plano evolutivo sólido”, señala.
Al compartir la visión tántrica de la vida implicará ser ritualista y aprender a crear espacios. “Es aceptar todo lo que viene, como decía Osho. El tantra es libertad de todas las estructuras, no hay contradicciones ni nada que no esté bien. Entonces puedes ver al otro como un ser divino donde no cabe el engaño, el dolor ni el abuso”.
Desde esta visión se intenciona también sanar la relación de pareja, al enaltecer todos los sentidos con el fin que se prolonguen las sensaciones de placer y se fortalezca la intimidad, el tantra “unificará la intención del corazón, la mente y el sexo porque cuando hay conflicto hay desarmonía, están disociadas. Es como cualquier otra disciplina de sanación, solo que acá incluimos la sanación sexual”, asegura Silvia Quevedo.
Por lo tanto, no solamente se enseñan distintos “trucos" sexuales sino que ambos se formarán para despertar la pasión en todo su cuerpo, conquistar un estado de alegría y entender que mujeres y hombres son unidades sagradas donde no caben estados de celos ni posesiones.
“El hombre y la mujer son como el sol y la luna, ellos no se disputan el cielo solo se encuentran. El sexo tántrico es una danza y eso te deja en un estado de alegría y no necesitas tener sexo a cada momento. El sexo lo vives como un ritual de encuentro, que va desde los pies a la punta de la cabeza”, comparte Marysol.
De esta forma, el sexo es visto como una experiencia divina que culmina en el orgasmo. Una experiencia que incluso podrá acercar a la persona a su propia iluminación espiritual.
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