Los príncipes saludaron y se besaron ante una multitud

Guillermo de Inglaterra y la plebeya Kate Middleton ya son marido y mujer. Ey l glamoroso casamiento de la realeza transcurre ante los ojos del mundo. Miles de personas en las calles de Londres.

Los novios en la abadía. /Foto: AFP Ante los ojos del mundo, el príncipe Guillermo y Kate Middleton dieron el sí en la glamorosa boda real que transcurre en la milenaria abadía de Westminster, en la que transcurre todo el teatral esplendor que caracteriza a la realeza británica

La ceremonia, a la que asisten unos 1900 invitados, combinará antiguas tradiciones de la monarquía con toques de modernidad para reflejar los nuevos tiempos.

Middleton, por ejemplo, no prometerá "obedecer" a Guillermo cuando pronuncie sus votos matrimoniales frente a una congregación formada por miembros de familias reales, políticos, celebridades y amigos.






Una abadía colmada de invitados. Pocos minutos después de las 9, hora local (las 5 de la Argentina, los invitados de la boda real comenzaron a llegar a la abadía de Westminster, tras la apertura oficial de la gran puerta norte del recinto, casi tres horas antes de que se inicie la ceremonia.

Los 1900 invitados, ataviados inmaculadamente, fueron conducidos a la iglesia en medio de un estricto despliegue de seguridad diseñado especialmente para la ocasión. Las damas van con un traje o un vestido con sombreros o tocados, mientras que muchos de los varones van ataviados con uniforme. Algunos, en vista del pronóstico meteorológico que anuncia lluvias, llevan un paraguas.

Una vez abierta la abadía, las cadenas de televisión británicas con acceso retransmitieron el aspecto final de ese escenario, que fue adornado con una alfombra roja en cuyos laterales hay ocho árboles, seis arces silvestres ingleses y dos carpes. Los organizadores instalaron más de cuatro toneladas de vegetación ornamental en el interior de la milenaria iglesa para recrear un escenario similar al de un bosque artificial.

En las primeras filas se ubica la familia real británica, encabezada por la reina Isabel II, que ve en esta boda una oportunidad de dar aires más modernos a la monarquía, 30 años después de la de Carlos y Diana. Esa unión dejó paso a un tortuoso matrimonio que terminó en divorcio un año antes de la muerte de la "princesa del pueblo" en un accidente de coche en 1997.

Frente a la soberana y al príncipe Carlos, su heredero por delante de Guillermo, se sentaron los padres de Kate Middleton, Michael y Carole, ex empleados de British Airways reconvertidos en millonarios empresarios.

La reina Sofía de España, los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, y los príncipes de Holanda, Guillermo y Máxima, también ocuparon lugares de honor en la iglesia, donde finalmente no estarán ni el príncipe de Bahréin, que renunció a asistir, ni el embajador de Siria, a quien ayer se le retiró la invitación debido a la violenta represión de las manifestaciones en su país.
Los novios desafiarán el pronóstico. Antes, el palacio de Buckingham había confirmado que la pareja hará el recorrido desde la Abadía hasta el palacio en la carroza al descubierto State Landau, a pesar de la amenaza de lluvia. De esta manera, miles de personas que se congregaron a lo largo del recorrido que harán los príncipes recién casados tendrán la oportunidad de verlos.

El State Landau es una carroza tirada por cuatro caballos, que va acompañada por dos jinetes y dos hombres de a pie, que fue construida por el rey Eduardo VII en 1902, pero, en caso de fuertes lluvias, se podía optar por Glass Coach, una carroza cerrada construida en 1881 para el alcalde del centro financiero de Londres, pero que en 1911 pasó a ser utilizada por la Familia Real.

Los festejos

Tras firmar el registro en privado, lejos de las cámaras y de los cerca de 7000 periodistas que cubren el evento más mediático del año, los recién casados salieron a sus admiradores y se besaron en el balcón, para 2.000 millones de teleespectadores.

Guillermo y Kate regresarán entonces en carroza al palacio de Buckingham Palace, pasando por el Parlamento, Downing Street, Horse Guards Parade y el Mall, la gran avenida en la que el príncipe se acercó a saludar por sorpresa la noche del jueves a una muchedumbre que en las próximas horas podría alcanzar el medio millón de personas.

El otro momento clave del día será la aparición de los posibles futuros reyes en el balcón del palacio, donde deberían sellar públicamente con un beso su matrimonio tras ocho años de relación.

La reina se perderá la fiesta. La reina Isabel II, de 85 años, y el casi nonagenario príncipe Felipe, el duque de Edimburgo, no se quedarán a la fiesta que seguirá a la boda real, por lo que también se perderán el discurso que tiene preparado su nieto Enrique, en su condición de padrino.

Tampoco escucharán las palabras que dirigirá el padre de la novia, Michael Middleton, a 300 familiares y amigos de la pareja invitados a la recepción que ofrece el padre del novio, el príncipe Carlos, en el palacio de Buckingham, a la que seguirán una cena y baile.

La Reina y su esposo, ambos octogenarios, dejarán Londres tras ofrecer después de la boda una recepción a los invitados en el palacio de Buckingham y se dirigirán, según se cree, al castillo de Windsor, donde suelen pasar muchos fines de semana.

La boda real, en la web

Sitio oficial de la boda: www.officialroyalwedding2011.org
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Sitio oficial de la monarquía: www.royal.gov.uk
La ceremonia, en la TV:
En TN - El Trece y C5N. /lanacion.com

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