El “Lambón” criollo y sus facetas




Este personaje tiene, dentro de la psicología popular dominicana, un destacado lugar porque “se da” en todo “ambiente”, por difícil y hostil que parezca. El diccionario lo equipara al que usa loas, sinónimo de alabardero, adulón, “tumba polvo”, “limpia saco”, o lambiscón, definiéndolo como “delator o persona muy aduladora”.

Manifestado en cualquier género, sin preferencias, tan dañino uno como el otro. De significado múltiple en lo vernáculo, el adjetivo que le acompaña lo define de manera específica. Uno se dedica a destacar atributos y características, por lo general inexistentes, de aquel que tiene el poder de favorecer o perjudicar, o simplemente de manera “guabinosa”, “resbalosa”, “babosa”, “aceitosa”, procura acomodar la voluntad ajena, para obtener resultados adecuados a su intención.

También es “aprovechador de oportunidades”, usualmente comida o bebidas, para disfrutar de algo pagado por otro. El lambón cultiva los espacios entre invitaciones formales y la dificultad para identificar al que asiste, por lo ejercitado de su audacia y cara dura, con capacidad para deslizarse y mimetizarse entre convidados.

Destácase por ser quien más come, bebe y baila, el primero en fila, si hay obsequio para convidados. En esta categoría se sitúa el que en matrimonios, al no conocerlo, todos consideran invitado de la “otra” familia. El lambón profesional acude a celebraciones tan asiduamente que le atribuyen representatividad de alguien, ministro o asistente de director. Existe, según una doctora amiga, el “lambe con exigencias”, cuando este personaje reclama sobre el valor del obsequio, calidad de la comida, “picadera” o espectáculo.

Supuesto a aceptar lo que “venga”, es quien más exige. Adquirido en la infancia, supone una peculiar conducta social, iniciándose en cumpleaños del vecindario a los que no fue invitado y a los que asiste gozoso, con indumentaria inadecuada y sin regalo, “trascendío”, “presentao” y con carita “relambía”.

El “limpia saco”, con habilidad para “dar muela”, en tono acaramelado a los oídos permeables del que se “regodea” con los términos y atributos que potencian su ego y lo ponen a pavonearse y crecer con sentimientos de pavo real. Para completar sus manifestaciones, añade “chivateos”, confidencias, denuncias, “chismecitos” que incluyen a quien “ta’empatao” con quien, quien es el padre del niño o responsable de la barriga además de los clásicos “cuernos”, auxiliándose en lo moderno del BlackBerry.

Este lambón de actitudes profesionales, “habita” en oficinas públicas, (lambonus oficinalis); privadas (l. privatis abundantaes); en escuelas y universidades (lambonus escolaris). El más sofisticado es el del género l. politicus, por su capacidad de mimetismo y habilidad “transfugonal”, el “endiosamiento” del jefe de turno y la simulación, el bulto, el “allante” y predilección por el dinero fácil.



César Nicolás Penson Paulus es empresario

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