Shakira y Antonio de la Rúa cuando aún estaban juntos
ABC
Los rumores son la antesala de las noticias. O eso dicen. El caso es que en el asunto del romance de Shakira y Gerard Piqué, los hechos están confirmando aquellos «chismes» que surgieron el pasado verano. Hoy, todo indica que no iban desencaminados.
La cantante y el futbolista intimaron a raíz del vídeo del tema «Waka waka», que se grabó con motivo del pasado Mundial de fútbol. Entonces hubo quien se percató de la complicidad surgida entre el atractivo deportista y la despampanante colombiana. El interés se desató cuando ambos fueron pillados en un hotel de Ibiza, donde Shakira estaba alojada y en el que Piqué, que no tenía habitación, pasó la noche. Luego llegaron los viajes de la cantante a Barcelona para grabar el videoclip de «Loca» (trabajo que levantó las protestas municipales al circular por la ciudad en moto y sin casco) y el rodaje del anuncio de Freixenet.
La coartada
Y dado que tanto se hablaba de su «relación», que la misma Shakira la desmintió alegando que eran, tan sólo, «wakarumores». Su única «coartada» era su unión a Antonio de la Rúa desde hace once años, quien, además, se encarga de sus asuntos profesionales. Resultaba, pues, difícil despistarle en esos viajes.
O eso creíamos. Tras el comunicado del anuncio de su ruptura con De la Rúa y la aclaración de que llevan separados desde el pasado verano, ya no hay argumentos que tumben los comentarios sobre el idilio. Ni siquiera las palabras de Gerard a su llegada a Barcelona, tras acudir a la gala de entrega del Balón de Oro en Zurich, han cerrado la rumorología. «No sé nada. Nosotros somos amigos. No soy el causante de esa ruptura», fueron sus palabras a la pregunta de los reporteros. Piqué salió como pudo, pero no convenció a nadie. Y por si éramos pocos, esta misma semana Javier Sardá ha detallado, en TV3, una escena de lo más tórrida que, según él, protagonizaron en un restaurante de Balmes: «Shakira le metía la lengua por la boca y la sacaba por la oreja». Son sus palabras.
Con Piqué cerca, la cantante no ha parado en los últimos meses de viajar a Barcelona, siempre intentando que los medios no se enteraran. Para ese fin alquiló una torre propiedad del nadador David Meca, con opción a compra. Las últimas imágenes que un paparazzi consiguió de Shakira se hicieron justamente muy cerca de ese edificio, cuya vinculación también negó. Se suma, en fin, a esa moda que siguen algunas celebritiesde negar lo que luego resultan ser verdades como puños.
Los rumores son la antesala de las noticias. O eso dicen. El caso es que en el asunto del romance de Shakira y Gerard Piqué, los hechos están confirmando aquellos «chismes» que surgieron el pasado verano. Hoy, todo indica que no iban desencaminados.
La cantante y el futbolista intimaron a raíz del vídeo del tema «Waka waka», que se grabó con motivo del pasado Mundial de fútbol. Entonces hubo quien se percató de la complicidad surgida entre el atractivo deportista y la despampanante colombiana. El interés se desató cuando ambos fueron pillados en un hotel de Ibiza, donde Shakira estaba alojada y en el que Piqué, que no tenía habitación, pasó la noche. Luego llegaron los viajes de la cantante a Barcelona para grabar el videoclip de «Loca» (trabajo que levantó las protestas municipales al circular por la ciudad en moto y sin casco) y el rodaje del anuncio de Freixenet.
La coartada
Y dado que tanto se hablaba de su «relación», que la misma Shakira la desmintió alegando que eran, tan sólo, «wakarumores». Su única «coartada» era su unión a Antonio de la Rúa desde hace once años, quien, además, se encarga de sus asuntos profesionales. Resultaba, pues, difícil despistarle en esos viajes.
O eso creíamos. Tras el comunicado del anuncio de su ruptura con De la Rúa y la aclaración de que llevan separados desde el pasado verano, ya no hay argumentos que tumben los comentarios sobre el idilio. Ni siquiera las palabras de Gerard a su llegada a Barcelona, tras acudir a la gala de entrega del Balón de Oro en Zurich, han cerrado la rumorología. «No sé nada. Nosotros somos amigos. No soy el causante de esa ruptura», fueron sus palabras a la pregunta de los reporteros. Piqué salió como pudo, pero no convenció a nadie. Y por si éramos pocos, esta misma semana Javier Sardá ha detallado, en TV3, una escena de lo más tórrida que, según él, protagonizaron en un restaurante de Balmes: «Shakira le metía la lengua por la boca y la sacaba por la oreja». Son sus palabras.
Con Piqué cerca, la cantante no ha parado en los últimos meses de viajar a Barcelona, siempre intentando que los medios no se enteraran. Para ese fin alquiló una torre propiedad del nadador David Meca, con opción a compra. Las últimas imágenes que un paparazzi consiguió de Shakira se hicieron justamente muy cerca de ese edificio, cuya vinculación también negó. Se suma, en fin, a esa moda que siguen algunas celebritiesde negar lo que luego resultan ser verdades como puños.
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