Enamorados pero violentos


Las relaciones disfuncionales también afectan a los jóvenes



Por Janery Negrón Roure / Especial El Nuevo Día

E n los últimos años el País se ha sacudido con el aumento significativo en muertes relacionadas con celos, ira y descontrol entre las parejas. Las estadísticas de la policía indican que las mujeres son las principales víctimas de estos crímenes. Aunque son menos los casos que se reportan, los adolescentes no están exentos de caer en una relación violenta.

En el caso de los adolescentes es común que se sientan enamorados de la persona con la que están compartiendo. En esta etapa, todo es perfecto. La felicidad es inmensa, al punto de ignorar las características negativas de ese ser especial. Es aquí cuando suelen ocurrir las primeras agresiones. Al principio, son tan sutiles que casi pasan de ser percibidas. Luego, la violencia aumenta pasando por la agresión verbal hasta escalar a la violencia física.

Violencia cíclica

Según la Dra. Lenore Walker psicóloga especialista en dicha área, la violencia entre parejas es cíclica. Comienza en la etapa de tensión donde existe una incomodidad evidente y la víctima trata de complacer a su pareja esperando que se tranquilice. Luego se da la fase de agresión donde cualquier discusión se convierte en un detonante para que ocurra un incidente violento. Por último, se presenta la etapa de remordimiento y reconciliación. Es aquí cuando el agresor siente culpa y se disculpa, prometiendo que nunca lo va a volver a hacer, provocando que ante las atenciones del agresor la víctima olvide el incidente y lo disculpe. No hay que esperar demasiado para que comience el ciclo desde la primera fase.

Durante la adolescencia, es probable que los jóvenes no verbalicen lo que está sucediendo entre ellos, ya que suelen alejarse y discrepar de la opinión de sus padres. Es común que la víctima se sienta culpable de provocar la ira en su pareja, también pude sentir vergüenza por la situación en la que se encuentra.

Los padres deben estar atentos de cualquier conducta extraña en sus hijos. Éstas pueden ser: aislamiento, cambios en su estado de ánimo, discusiones frecuentes entre ella y su novio entre otras. Es crucial la comunicación entre padres e hijos ya que no se debe suponer que esto nunca sucederá. Además deben servir como guías y orientar a los jóvenes en cuanto a las relaciones poco saludables. De sospechar que su hijos se encuentra en una relación violenta no se le debe culpar. Hay que darle apoyo y tomar las medidas pertinentes para garantizar su protección.

La autora es estudiante del programa doctoral de psicología clínica de la Universidad Carlos Albizu.

Cómo identificar un agresor

• Siente celos incontrolables

• Mantiene conductas de control hacia la víctima

• Se enamora rápidamente

• Tiene expectativas irreales hacia la víctima

• Tiende a aislar a la víctima tanto de amigos como de su familia

• Suele culpar a otros de sus problemas

• Suele culpar a otros de sus emociones

• Se muestra hipersensible

• Manifiesta crueldad hacia animales o hacia otras personas

• Suele mostrarse como una buena persona ante los demás

• Pudiera presentar un historial de abuso previo

• Suele tornarse violento al discutir

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