Las perversiones sexuales más comunes


¿Qué pasa por la cabeza de un exhibicionista, de un fetichista, o de un masoquista?

Lo cierto es que, a los trastornos sexuales más tradicionales se suma otro grupo conocido como "parafilias", que despiertan sumo interés como fenómeno clínico. ¿Qué placer encuentra un masoquista en los golpes, qué siente un fetichista frente a su objeto de deseo, qué fascina al exhibicionista al exponer sus genitales, qué lleva a un pedófilo a fantasear con un menor...?


Las conductas parafílicas son un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente principal de placer no está en la cópula, sino que la excitación se alcanza fundamental en torno algún objeto o acción en particular. Estamos hablando de perversiones, de deseos y fantasías incontrolables.

Esta práctica de carácter "adictivo" suele, en la reiteración compulsiva, terminar en actos desadaptativos y, en muchos casos, peligrosos. Estos cuadros provocan malestares clínicos significativos y deterioro en las relaciones familiares, sociales y laborales.

Quienes padecen estas desviaciones suelen aparentar ser personas "normales". En general, presentan considerables limitaciones en la capacidad de sentir y expresar afecto hacia otra persona. Suelen ser pacientes que persisten en sus prácticas sexuales y, según la gravedad (leve, moderada o severa), estas desviaciones pueden ser difíciles de revertir. Muchos pacientes graves tienen antecedentes penales o son potenciales actores de delitos.

Como siempre, el mejor consejo: acudir a un profesional calificado. Hoy, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el más actualizado de consulta de los profesionales, caracteriza a las parafilias como "impulsos sexuales intensos y recurrentes, fantasías o comportamientos que implican objetos, actividades o situaciones poco habituales". Las principales parafilias son clasificadas en torno a las siguientes alteraciones a la norma:

- Exhibicionismo: exposición recurrente de los propios genitales en forma inesperada a un extraño.

- Fetichismo: fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes ligados al uso de objetos no animados (los fetiches suelen estar relacionados con ropas o artículos para travestirse o con aparatos u objetos utilizados para estimular los genitales)

- Froteurismo: Deseo recurrente por tocar o rozar a una persona en contra de su voluntad.

- Pedofilia: Fantasías, impulsos o comportamientos que impliquen actividad sexual con niños.

- Masoquismo sexual: El hecho real (no simulado) de ser humillado, golpeado o atado, así como cualquier otra forma de sufrimiento.

- Voyeurismo: La necesidad imperiosa de observar en forma oculta a personas desnudas o que se encuentran en plena actividad sexual.

Hasta mediados del siglo pasado, la homosexualidad, la práctica del sexo oral y la masturbación eran consideradas conductas parafílicas. La cultura y las preferencias aceptadas o consensuadas con el correr de los años fueron recortando y ajustando el manual diagnóstico.

Lo que persiste con el tiempo es el dato de que las conductas parafílicas son más comunes en los hombres que en las mujeres, por el predominio de la erotización visual masculina por sobre las preferencias eróticas táctiles de la mujer.

Respecto a las causas de la enfermedad, se sostiene que el factor desencadenante suele tener su origen en la infancia o primera adolescencia. Como en todo trastorno o desorden de la conducta confluyen factores biológicos, sociales y ambientales.

De los reiterados casos clínicos estudiados, se desprende que muchos estímulos visuales, auditivos y táctiles experimentados en épocas tempranas adquirieron un particular significado en cada paciente. En esa experiencia, cada quien ha abrochado una particular forma de goce. Por desplazamiento, distorsiones u omisiones de las conductas sexuales deseadas, una acción erótica se transforma en una desviación sexual

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