Santa Madre Cándida María de Jesús



Nació el 31 de mayo de 1845 en el caserío de Berrospe en Andoain (Guipúzcoa), España y la llamaron Juana Josefa Cipitria y Barriola. Siendo aún joven (entre los 18-20 años), Juanitaxo primogénita de las 7 hijas de una familia humilde y profundamente cristiana, comunicó a sus padres su decisión de consagrarse a Dios en la vida religiosa. Ante las insistentes propuestas de matrimonio que sus padres le presentaban, contestó reiteradamente: “Yo sólo para Dios.”

Aconsejada por su confesor, el jesuita Miguel San José Herranz, se trasladó de Tolosa a Burgos, y entró como sirvienta en una casa. En 1869 se marchó a Valladolid con la familia que servía, y allí, el 2 de Abril de 1869, en la Iglesia de la Virgen del Rosario (más conocida como Rosarillo), delante del altar de la Sagrada Familia, ella entendió claramente que debía fundar una nueva congregación con el nombre de Hijas de Jesús, dedicada al provecho espiritual de las almas y educación católica de los pueblos por medio de la oración y otras obras de piedad y caridad, y particularmente de la instrucción de la niñez y juventud y la promoción de la mujer.

La Madre Cándida llama especialmente la atención por un detalle: Hasta los 18 años de edad, prácticamente, no hablaba el castellano; e incluso, ¡todavía era analfabeta, cuando a los 24 años de edad, recibió la llamada de Dios para fundar la congregación religiosa dedicada a la educación! ¿Cómo es posible que una joven que no sabía leer ni escribir, pudiera ser elegida para semejante tarea?

He aquí la lógica de Dios, que ciertamente, no coincide con la nuestra. La santidad necesita de dos piernas para poder “andar”: la humildad y la confianza. “Santo” es aquél que no desea otra cosa que lo que Dios quiera, y en esa perfecta confianza y humildad, se sabe frágil y al mismo tiempo, invencible. Por ello, la Madre Cándida solía repetir con frecuencia: “Sola nada; pero con la gracia de Dios, lo puedo todo”.

Tuvo una honda experiencia de Dios Padre de donde brotó su admirable confianza en él y el deseo de vivir la fraternidad colocando en el centro a la persona, en especial a los más necesitados “Donde no hay sitio para los pobres, no hay sitio para mi”

En Salamanca, el 8 de Diciembre de 1871, día de la Inmaculada, “bajo su visible amparo y particular protección”, nació la congregación de las Hijas de Jesús, en sencillez y pobreza, presente hoy en ocho países de Europa (España e Italia), América Latina (Cuba, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Bolivia, Brasil, Uruguay, Argentina), Asia (China, Bangladesh, Tailandia, Taiwan, Filipinas y Japón) y África (Mozambique).

El milagro de la canonización que se aprobó para la canonización se refiere a la curación, hace nueve años, de una Hija de Jesús, María del Carmen del Val Rodríguez, de la Comunidad de “Nazareth” en Valladolid. Sufrió una enfermedad cerebral que le causó muchas lesiones en el cerebro y estuvo en coma severo unos 12 días. Su comunidad invocó a la Madre Cándida con mucha fe. La hermana Carmen se recuperó y ahora, a los 87 años, se encuentra muy bien.

Murió el 9 de agosto de 1912 en Salamanca. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 12 de mayo del 1996 y Canonizada el 17 de octubre del 2010 en la plaza de San Pedro por el Papa Benedicto XVI.

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